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¿ESTAREMOS IMITANDO A LOS ADVENTISTAS?

Esta apelación fue dirigida especialmente a los hermanos que tuvimos la dicha de congregarnos en la segunda reunión de ungidos del año 2000, pero puede llegar a cualquier otro hermano que, por ser amante de las tendencias liberales dentro de la iglesia, sin darse cuenta, quizás, está ayudando a acelerar el relajamiento de nuestros principios de doctrina, disciplina y moral.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día se fundó hace más o menos siglo y medio.
La nuestra hace sólo tres cuartos de siglo.

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La Iglesia Adventista (en lo adelante me referiré a ella por sus siglas en inglés, SDA, que quiere decir Seventh Day Adventist) está establecida en más de 120 países
La nuestra en apenas 27.

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La SDA tiene unos diez millones de miembros en todo el mundo.
Nosotros, quizás, algo más de cinco mil.

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La SDA tiene unas 50 casas editoras produciendo abundante literatura en más de 120 idiomas, y algunos de sus libros tienen muy buen contenido, especialmente en lo referente a la salud, el hogar, la juventud, etc
Nosotros tenemos sólo tres o cuatro máquinas impresoras, las más de ellas trabajando en forma irregular. Nuestras revistas y folletos se producen en español, en inglés, y algo (casi nada) en portugués y alemán.

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Además de sus seminarios para preparar pastores y ministros, la SDA tiene cientos de otros centros de enseñanza a distintos niveles, incluyendo varias universidades.
Nosotros sólo contamos con un seminario en Cuba y una escuela en Nicaragua donde se imparten clases a nivel de primaria y secundaria.

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La SDA tiene varías clínicas y hospitales, además de servicios médicos ambulatorios en distintos países.
Nosotros tuvimos funcionando un dispensario médico en Guadalajara, y ya, por falta de apoyo de parte de la iglesia, el médico que lo atendía dejó de atenderlo.

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La SDA tiene varios programas de asistencia social a los pobres y necesitados. Uno de ellos, llamado ADRA, se dedica a socorrer a los damnificados en casos de guerra y de desastres naturales. (Hace poco tiempo, en conexión con la ONU, estuvieron prestando ayuda a los damnificados por la guerra en Kosovo). También tienen programas especiales para sordos y para ciegos.
Nosotros contamos con el GAME y con CIAN, que aunque no son programas oficiales de la iglesia, y aunque sólo están dirigidos a aliviar problemas internos, ya son algo. En Santiago de Chile y en Santa Cruz, Bolivia, nuestros hermanos están proporcionando almuerzo gratis a varios niños pobres. No sé si en algún otro lugar lo estamos haciendo.

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Estas comparaciones nos permiten darnos cuenta de que la SDA nos supera en muchos aspectos positivos, pero aun así yo no quiero ser adventista. Soy, o somos, adventistas en cuanto a que creemos en el pronto advenimiento de Cristo a la tierra, pero yo no quiero ser adventista en el sentido de pertenecer a la SDA, ni en el de imítarles en otros aspectos negativos que tiene esa institución religiosa.
Cuando yo tenía unos 19 años rechacé una oferta adventista para terminar mis estudios en el Colegio de las Antillas (Seminario Adventista en Santa Clara), y no me pesa haber preferido seguir en mi iglesía pobre; pobre en cuanto a lo intelectual y económico, pero rica en el orden espiritual. En aquel tiempo desprecié las ventajas que me brindaba seguir siendo religioso, pero en una senda semi-ancha, y quise entrar por la puerta estrecha y seguir por el camino angosto que lleva a la vida. Y ahora, después de viejo, ¿debo aceptar lo que de joven desprecié? ¡No!

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En la SDA se acostumbra orar por los enfermos y ungirles con aceite, pero siempre unido a un tratamiento médico.
Nosotros confiábamos únicamente en la sanidad divina para resolver nuestros problemas de salud, y el Señor respondía en forma admirable. Yo mismo soy testigo de sanidades extraordinarias sin otro recurso más que la fe, pero ahora la mayoría de nosotros está revolviendo la sanidad divina con la asistencia médica. ¿Estaremos imitando a los adventistas?

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La SDA dice tener el don de profecía porque tuvieron una profetisa, pero no aceptan la manifestación del don profético en la actualidad.
Nosotros tuvimos una profetisa (Hermana Sarah) y hacíamos mucho caso a las revelaciones mediante las cuales Dios se manifestaba a la iglesia a través de distintos hermanos fieles. Ahora confiamos mucho menos en los mensajes o revelaciones, y a veces se desprecia, se ridiculiza, y hasta se reprende a cualquier hermano que recibe y cuenta una revelación, especialmente si contiene una reprensión para la iglesia. ¿Estaremos imitando a los adventistas?

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Antiguamente las mujeres adventistas no se cortaban el cabello, ni usaban mangas cortas en sus vestidos, pero ahora les parece normal llevar el pelo cortito y un simulacro de manga muy cerca del hombro. Además no se cubren la cabeza para orar, más bien se oponen a ello. Con el pretexto de emparejarse las puntas muchas de nuestras mujeres ya tienen la cabellera a menos de la mitad de su largo normal. Muchas se lo pintan y no faltan quienes también se lo encrespan. Y en cuanto a las mangas, ¿por qué algunas piden que el Concilio delibere si darles o no el visto bueno para que las usen más arriba del codo? Antes nuestras misioneras usaban un sombrero que les cubría bien la cabeza, y las hermanas miembros usaban un pañuelo suficientemente grande como para estar bien cubiertas en los cultos. Ahora se ha reducido notablemente el tamaño de los sombreros, y tanto las misioneras como las miembros suelen cubrirse con un tapadito tan reducido que casi es una burla a la autoridad del hombre, no faltando quienes optaron por esconder el tapadito debajo del peinado, o prescindir totalmente de él. El colmo es que, hasta en algunos oficiales, nuestras mujeres están encontrando eco para lograr muchas de esas pretensiones. ¿Estaremos imitando a los adventistas?

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La SDA se proclama guardadora de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, con énfasis especial en el sábado, pero hasta los que se consideran más fieles entre ellos, en sábado viajan, calientan los alimentos y hasta fríen y cocinan algunos platillos.
Entre nosotros hay una creciente tendencia a que se permita a los misioneros usar vehículos motorizados en sábado, así como a usar el horno de micro ondas para calentar alimentos ese día, y hasta a las reuniones del concilio han llegado peticiones de que se considere esa posibilidad. ¿Estaremos imitando a los adventistas?

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La SDA enseña que el segundo mandamiento de la Ley de Dios prohibe únicamente el rendir culto a las imágenes. En sus templos, en sus casas y en su literatura abundan las imágenes de todo tipo, incluyendo las que supuestamente son de Jesús y otros personajes bíblicos.
Cuando nuestro fundador aceptó el mensaje de que no debíamos hacer ni tener imágenes de las cosas a las que Dios dio una forma característica (salvo las que son exigidas por disposiciones legales), nuestra iglesia se dispuso a quemar todos los objetos que tuvieran imágenes, y desde entonces se nos enseñó a ser escrupulosos en la observancia del segundo mandamiento. Hoy no sólo hay una excesiva tolerancia en la infracción del segundo mandamiento, sino que en los últimos diez o doce años no faltan en nuestras reuniones del Concilio quienes propongan y/o defiendan un cambio en nuestra doctrina, de modo que se permita oficialmente lo que ya en forma extraoficial se está permitiendo, como es el uso de fotografias, videos, diversos adornos con imágenes, y hasta muñecos para entretenimiento de los niños. ¿Estaremos imitando a los adventistas?

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La SDA permite a sus miembros y ministros divorciarse y casarse de nuevo. Muchas personas a las que nuestra iglesia no les permitió casarse en vida de su primer cónyuge fueron a refugiarse en la iglesia adventista, y originalmente eso se lo concedían únicamente a la parte inocente en un caso de adulterio, pero después en la práctica ha llegado a ser bastante fácil para cualquier adventista divorciarse y volverse a casar
El fundador de nuestra Iglesia nos enseñó a distinguir entre las similitudes y las diferencias que hay entre la palabra «fornicación» y la palabra «adulterio», y por medio de las Sagradas Escrituras nos enseñó que sólo por causa de fornicación, y no de adulterio, puede declararse nulo un pacto matrimonial formalmente contraído, aun cuando haya sido formalizado solamente por la vía civil. De la misma manera que en el caso de las imágenes, durante los últimos diez o doce años en nuestras reuniones de oficiales no faltan quienes propongan y/o defiendan un cambio en nuestra doctrina, de modo que oficialmente se desconozca la validez del matrimonio civil, y también se acepte la disolución del vínculo matrimonial en caso de adulterio. ¿Estaremos imitando a los adventistas?

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Ante esta triste realidad, ¿debo aceptar tranquilamente que mi iglesia se corrompa, imitando a la SDA, y no en sus aspectos positivos, sino en los muy negativos que por mucho tiempo estuvimos condenando? ¡No!
Yo creo que el Artículo 11-c del Reglamento Interno de Nuestra Iglesia debe ser tomado en cuenta, de modo que los demás oficiales de la iglesia también participen de las reuniones del Concilio Superior, pero a la vez pido a esos mismos oficiales, así como a otros hermanos que envían proposiciones al Concilio, que no provoquen que sigamos malgastando mucho del breve tiempo que duran nuestras reuniones en tratar asuntos triviales, ni tampoco en tratar los asuntos ya demasiado trillados por años y años, que no conducen más que a imitar a los adventistas. Hay muchos otros asuntos de verdadera importancia que sí debemos atender para tratar de recuperar la santidad, el poder y la pureza doctrinal que otrora nos hacía sentir orgullosos de nuestra institución.
Siempre que sea para mejorar, podemos y debemos cambiar algunas normas que han sido establecidas dentro de nuestra misma iglesia: esto comprende lo que llamamos disciplina, organización, planes de trabajo, etc. Pero nunca debemos tratar de cambiar las normas establecidas por Dios mismo a través de las Sagradas Escrituras; a esto es a lo que llamamos doctrina.

“Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.” 2Jn.9.

Quitemos, pues, cualquier obstáculo que quiera atravesarse en la puerta estrecha y en el camino angosto, pero por favor, no sigamos intentando ensanchar la puerta ni el camino que conduce a la vida.
Se ha dicho que entre el mundo y la iglesia no hay más que unos cuantos años de distancia. En ese descenso hacia la mundanalidad algunas organizaciones religiosas han llegado más lejos que nosotros, pero no van lejos los de adelante si los de atrás corren bien. ¿Queremos seguir ayudando a acelerar el relajamiento de nuestros principios, para así alcanzar a los adventistas, y a otros que van más lejos? ¡Dios no libre de tal cosa!


Ob. B. Luis. Agosto del 2000

APÉNDICE

El 6 de agosto de 1776 Juan Wesley, el fundador del metodismo, registró en su diario sus preocupaciones, diciendo:

No tengo miedo de que el pueblo llamado metodista deje un día de existir, tanto en Europa como en América; pero tengo miedo de que exista solamente como una secta muerta, teniendo la forma de una religión sin poder.

En julio de 1988 yo escribí la introducción a un folleto conteniendo 4 mensajes de Daddy, y esa introducción aparece en las páginas 37-39 del segundo tomo de Mis Escritos. A continueación un fragmento de ese artículo.

Aunque nuestra iglesia hoy tenga otro nombre, es la misma que fundó Daddy, y mientras mantenga la pureza doctrinal de sus comienzos no será necesario que Dios levante otro grupo aparte de nosotros, por lo menos en nuestros alrededores. En cambio, si al igual que otras organizaciones, nos fuéramos apartando lentamente del fundamento doctrinal bíblico para modernizar a la iglesia, lograríamos que la iglesia llegue a ser más grande en número de miembros, en extensión territorial, en bienes materiales y en todo lo demás que a los ojos humanos parezca crecimiento, pero vacía de Dios. En ese caso las manifestaciones potentes del Espíritu Santo serían reemplazadas por la frialdad espiritual, o por la simulación de espiritualidad, y tendría el Señor que buscarse otra gente que le adore en Espíritu y en verdad.
El pesimismo es negativo, pero ser precavido no es ser pesimista. Es cierto que Dios se manifiesta entre nosotros; es cierto que nuestra iglesia no ha perdido su mensaje y poder, pero no es menos cierto que ese poder ha ido mermando, y que ese mensaje casi no se está proclamando ya. No es menos cierto que el fundamento doctrinal está siendo seriamente amenazado por otras tendencias dentro de nosotros mismos. Quienes apoyan esas tendencias lo hacen, o por disentimiento, o por desconocimiento de la doctrina verdadera.
Los que disienten, es decir, quienes están más de acuerdo con las creencias o prácticas doctrinales de otros grupos que con las nuestras, deberían abrazar esas otras formas uniéndose a esos otros grupos, y no queriendo modificar nuestro fundamento.
Quienes las conocen poco, deberían profundizar más en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Por eso es necesario que todos los componentes de la iglesia, pero mucho más los oficiales, conozcamos bien nuestra doctrina, para que la podamos amar y defender.

Ob. B. Luis